Año 06 - Mes 05: Abril 2014

Durante este mes, mi mecánico de confianza Berto, de TOP MOTOS9 en Oviedo, le ofreció a Santi probar la nueva Suzuki VStrom 1000.

Ni corto ni perezoso, se fue a ver cómo iba una moto cuya predecesora, la VStrom 650 es todo un referente en fiabilidad y duración.

Las primeras impresiones fueron las de una moto mucho más pequeña, ligera y manejable de lo que a simple vista aparenta.

Y ya en marcha por carreteritas locales, un poco de nacional y un trocito de autovía, las suspensiones, el motor, el embrague anti-rebote, la equipación, y, sobre todo, los buenísimos frenos, dejaron una agradable sensación en mi piloto.

Como es normal, acabamos la sesión con las odiosas comparaciones y los detalles técnicos. Está claro que esta Suzuki es una moto a tener en cuenta como posible candidata a sustituirme algún día.

El mes no dio mucho más de si… bueno, como de costumbre, nuestra amiga Bea de El Chiringuito Motero de Arriondas,  obsequió a todos los moteros con un agradable pinchoteo a base de jamón me Manganica.

Obviamente es un rollo para nosotras que nos tiramos toda la tarde en el aparcamiento enfriando el aceite… pero los pilotos se lo pasan en grande con los amigos.

Pobrecillos, hay que dejarlos relacionarse de vez en cuando, no va a ser todo rodar y rodar.

Además, el ambiente era genial y los amigos estupendos. Siempre me gusta parar aquí.



Seguir leyendo          Volver a la página de inicio  

Año 06 - Mes 05: Andalucia 2014

Con el mes de Abril llegaron las vacaciones de Semana Santa y Santi me prometió llevarme a conocer nuevos horizontes… Así que antes de darme cuenta ya estaba investigando las carreteras que tanto me gustan en busca de lugares curiosos…

Como el Meandro del Melero, en la provincia de Cáceres, en la zona de las Hurdes.

Resulta impresionante la vista de esta curiosidad que forma el río Alagón cerca de Riomalo de Abajo.


Después continuamos nuestro camino por la antigua Ruta de la Plata y viendo que estaba lleno a rebosar, paramos un rato a contemplar el Embalse de Alcántara.

Siempre me llamaron la atención los dos puentes mixtos que hay que atravesar, por encima pasa la carretera y por debajo el ferrocarril… curioso.

En nuestro camino hacia el sur, abandonamos las vías principales y nos dispusimos a explorar algunas carreteras secundarias en busca de curvas…

y paisajes.

Cerca del pueblo de Jabugo, nos encontramos con la materia prima del principal producto de esta localidad.

Un poco más abajo volví a encontrarme con el Rio Tinto y de nuevo quise meter mis ruedas en esa curiosa agua.

Vi varios sitios por los que podría haber bajado, pero últimamente mi piloto se está volviendo un poco “cobardica” y con la excusa de que íbamos solos, me volví a quedar con las ganas.

Seguimos rodando en dirección a Sevilla y cuando ya creí que tendría que volver a atravesar esta gran ciudad, Santi me llevó a un paso “imposible”.

¿Imposible?, pues no, mira por donde viene un medio de transporte poco común en España.

Espero un rato al típico “bajar-y-subir”…

Y enseguida estaba yo arriba, como no, no iba a perderme esta oportunidad, ¿no crees?.

Después de cruzar el Guadalquivir como una campeona vino la aventura del día ya que nos robaron el móvil y pasamos toda la tarde entre un centro comercial para comprar otro y una comisaría para poner la denuncia. Tarde perdida pero al final llegamos a Sanlúcar de Barrameda donde hicimos noche y Santi “turisteó” un poco.

Al día siguiente salimos por una zona bastante fea cerca del río con la intención de buscar un sitio que nos habían recomendado cuando, de repente, nos encontramos con un cartel del parque natural de Doñana.

Aun no puedo creerlo pero este tramo era transitable y no lo dudé dos veces, me tiré a recorrerlo a la velocidad obligatoria que marcaba la zona.

Por supuesto, no podía faltar alguna paradita para contemplar el paisaje y hacerse alguna foto…

Y alguna foto más…

Y más fotos, que no todos los días se atraviesa parte de un parque natural como este.

Lo que me llamó la atención es que tan solo un kilómetro y pico más adelante el paisaje pasase a ser mucho menos acogedor y mucho mas devastado.

De todas formas, llegué donde yo quería, una pista paralela al Guadalquivir que se conoce como “el camino del práctico”.

Por esta zona vi algunas construcciones singulares…

Como estos edificios que custodiaban unas compuertas, seguramente para regular el cauce de los ríos, canales o lo que fuesen.

Estábamos tan tranquilos viendo el paisaje cuando de repente….

Si, si… corre, corre que no sales en la foto.

Venga vale, lo reconozco… hicimos muchas fotos puesto que seguimos al barco un rato para buscar la mejor pose. Que le voy a hacer, me gusta salir con mi piloto.

Salimos del camino del práctico y nos dirigimos a la sierra pasando por Arcos de la Frontera otra vez, pero sin entrar, solo lo contemplamos desde el río.

Y pronto vimos la sierra de Ronda al fondo, con el embalse de Guadalcacín a sus pies.

La carretera anterior dio paso a otra más estrecha y retorcida que pasaba por Algar donde paramos a hacernos fotos con un curioso castillo que estaba en obras.

Pero lo importante de este pueblo es que es uno de los puntos de acceso a la que quizás sea la venta más motera del sur de España, la Venta del Puerto de Galiz.

Vale, ya había pasado por aquí pero no tenía una foto decente y la verdad es que apetece repetir las carreteritas de esta zona, sino que se lo digan a las compañeras que se suelen ver por allí.

Una buena muestra de esta venta es este mojón en memoria de los moteros Gaditanos y con alusión a varias quedadas nocturnas que se realizaron en la zona.

Después de que Santi repostase a base de tapa de jabalí, y casi sin dar tiempo a que se me enfriase el aceite, volvimos a rodar por la sierra buscando paisajes… 

Y carreteras de curvas, que hay para escoger.

Por supuesto, por esta zona no faltan los típicos pueblos blancos…

Que destacan sobre la montañas verdes.

Por cierto, también pasamos varios miradores con curiosos nombres, como este desde el que hay una preciosa vista de Ronda y que se llama “mirador del pino”. ¿Por qué será?.

Seguimos avanzando, Ronda esté en fiestas, es Semana Santa y las procesiones toman las calles, nosotros vamos en busca de paisajes y carreteras tranquilas.

Aun a veces en estas carreteras te encuentras con cosas que dan miedo.

Bah, tampoco es para tanto, seguimos rodando hacia el Desfiladero de los Gaitanes. 

Increíble ruta de senderismo, peligrosa como ella sola, impresionante como ella sola.

Mira más de cerca, acojona ¿no?.

Bueno, una foto de familia con este sitio tan guapo…

Y seguimos rodando y rodando hasta llegar a otro sitio curioso, otro “lazo”, “nudo de corbata” o “curva de 360 grados”.

Mira, mira, la carretera de abajo es la misma que la de arriba…

Y se ve bastante bien en el GPS.

Pero es que hay dos lazos seguidos, nada menos que dos.

Por supuesto, estoy en la cara sur del Puerto del León, en la provincia de Málaga, una carreterita estupenda llena de curvas que me prometí repetir puesto que la primera vez que pasé por aquí estaba lloviendo y muy mojado.

Después vino un tramo de autopista, otro de carretera y otro de pista…

Para llegar a otro lugar turístico total, el nacimiento del Rio Guadalhorce…

Que nace en la fuente de los cien caños…

Un sitio espectacular muy cerca de Villanueva del Trabuco.

Y como estábamos lanzados, decidimos dejar el interior para acercarnos a la costa a visitar Nerja…

Donde quedé aparcada mientras Santi daba un paseo por la zona peatonal y llevarme después a sacar una foto... ¡con un barco pesquero!.

No lo entiendo, después de sacarnos la foto con La Dorada 1º, tuve que aguantar durante todo el día una cancioncita machacona que decía “… del barco de Chanquete, no nos moverán…”.

Si oh, estaba pensándolo yo gordito… o te mueves o me busco otro piloto así que monta y vámonos a la carreterita de Otivar a Otura, que oímos hablar muy bien de ella.

Después de un tramo de autopista y un endemoniado paseo por Almuñecar, enseguida dimos con la preciosa carretera de la que tanto habíamos oído hablar peeeeeeerrrrrooooo… al ir a hacer una foto nos encontramos con que la máquina no funcionaba, así que subimos este fantástico puerto con unos paisajes estupendos y de los que no pudimos tomar ninguna foto. Mejor para mí, a disfrutar de la carretera sin para constantemente a hacer fotos y, por si fuese poco, Santi pasó la carretera a la carpeta de “pendientes de repetir”… ¡yuhuuuuuu!.

Como estábamos a mitad de las vacaciones, no podíamos quedarnos sin cámara de fotos así que paramos en Granada y compramos una por unos 79,00 euros, así que a partir de ahora las fotos son con esta cámara, y la primera con nuestra compañera de viajes sobre mi portabultos.

Venga, va, otra con Sierra Nevada al fondo mientras abandonamos Granada por el norte en busca de nuestro nuevo destino.

Unos cuantos kilómetros más allá, nos metimos en esta desolada carreterilla que nos llevó…

Al circuito de Almería, Guadalix, bastante apartado por cierto.

Pero nos acercamos porque nos pillaba de paso para el siguiente puertecito, que comenzó con unos bonitos tramos…

Y unas curiosas señales advirtiendo del peligro en las curvas.

Como no podía ser de otra forma, más paradas a ver el paisaje y a hacer fotos.

Menos mal que enseguida emprendimos la marcha y tras algunos tramos de asfalto roto…

Llegamos al puerto de la Ragua, justo a 2.000 metros de altitud, que curioso.

Bonito paisaje aunque algo “amoldado” por los humanos para sus usos recreativos.

Mientras Santi tomaba un café, yo hice migas con este grandullón que, a juzgar por el lugar en el que estaba aparcado y los años que tenía encima, seguro que le cuesta arrancar.

De nuevo puerto abajo por tramos de lo más variopinto para coger finalmente una carretera preciosa y solitaria en la que nos pararía la Guardia Civil en un control rutinario de documentación. Como no, hubo un buen rato de charla sobre motos, turismo, vacaciones,…

Por fin en marcha y… otra vez para aquí y para allá a hacer fotos. 

Menos mal que el siguiente destino es de esos “míticos” que tantas ganas tenía de conocer.

Comienza el ascenso sin pausa por el desértico desierto de Tabernas.

Bueno… casi sin pausas que hay que parar a hacer fotos.

Y otra vez en marcha por este puerto en el que me lo pasé en grande.

Sin llegar arriba paramos en un mirador en busca de una foto…

Esta foto. Santi se hizo varias, se deleitó con el paisaje, disfrutó del momento y dijo… “venga, vamos mas allá”.

¿¿¿Comoooooo???, si oh, tu te sacas la famosa foto y yo me voy sin un recuerdo, ya, eso no te lo crees ni tu… yo también quieroooooo.
 
Tachán… y ahí estoy yo con el puerto de Velefique a mis pies. Ahora si podemos irnos.

Ah, que no falte la foto con el letrero del puerto, claro.

¿Y ahora?, pues una carreterita que sale hacia la derecha en mucho peor estado…

Y que nos lleva hasta unas antenas en un pico alto, muy alto.

Impresionantes vistas, lástima que haya algo de bruma y no se puedan apreciar en todo su esplendor.

Anda, también tiene nombre, Tetica de Bacares.

El descenso también está plagado de curvas y paisajes desérticos.

Una paradita para ver uno de los pueblos blancos y al fondo mi siguiente destino, en lo alto de la sierra que se ve en el horizonte.

Abajo y arriba… y ya estoy en el observatorio de Calar Alto.

Por supuesto, sesión fotográfica con mi piloto en uno de los múltiples telescopios que hay repartidos por la zona.

Y cuando íbamos a recoger, nos dimos cuenta que desde aquí se veían perfectamente las antenas de la Tetica de Bacares al fondo, en el horizonte.

Poco a poco emprendimos la bajada hacia el desierto de Tabernas…

Y no pudimos resistirnos a hacernos alguna foto más en los decorados del salvaje oeste.

En este caso, en las instalaciones del Mini Hollywood.

Está claro, ¿no?... “sola ante el peligro”.

De camino a nuestro nuevo destino, pasamos por el circuito de Almería.

Un día espectacular para que Santi descansase tomando un refresco en el pueblo de Bolnuevo.

Por cierto, al llegar nos encontramos con este aparcamiento “desértico” y con algo llamativo al fondo…

Que nos acercamos a investigar, por supuesto: Erosiones de Bolnuevo.

Anda, también me resulta familiar, una foto para no olvidarme de este sitio.

Santi dice que la próxima visita está muy lejos y pasaremos un buen rato rodando sin parar, aunque el GPS nos mete por medio de los invernaderos típicos de esta zona, cosa que agradecimos para verlos de cerca.

No sé qué entiende mi piloto por lejos, pero a tan solo 50 kilómetros ya habíamos parado de nuevo… en otro circuito.

Con el calor que hacía agradecí quedarme en una sombra dejando enfriar mi aceite mientras el preparaba los mapas y programaba el GPS tomando un refresco y viendo a mis compañeras deportivas pasar una y mil veces por el mismo trazado del circuito, ¿no se aburrirán?.

Ahora sí, un montón de kilómetros de autopista y de nuevo en las carreteras de montaña que tanto me gustan…

Y en las que tantas paradas hacemos para las fotos.

Supongo que estos tres estarían acostumbrados a la belleza del paisaje que les rodeaba, pero yo pasaba por allí por primera vez.

Y creo que no será la última, porque enseguida cogimos una carretera “sin salida”…

En la que yo tuve que quedarme en el aparcamiento, a la sombra…

Mientras mi piloto se iba de TT (Turista Total) a través de un precioso bosque…

En dirección a las montañas que se ven al fondo.

Cuanto más se acercaba, mas impresionaban…

Y al llegar, se abrió un auténtico espectáculo en forma de cascada desde la propia roca.

Impresionante el nacimiento del Río Mundo.

Da gusto descubrir estos rincones tan cerca de casa.

Eso sí, no entendimos muy bien que se prohibiese pisar las piedras para no dañarlas y al mismo tiempo se hiciesen pasarelas, escaleras, carteles y todo tipo de infraestructuras sobre esas mismas piedras. Un poco incoherente, creo.

Desde Riopar, fuimos a visitar Riopar Viejo que nos dejó un sabor de boca agridulce.

Es un pueblo bonito, pero totalmente restaurado, no es original, más bien nos pareció algo artificial y muy, muy orientado al turismo.

Sea como fuese, la carreterita de acceso era curiosa y divertida.

Y la que viene a continuación, no se queda atrás, con mas puertecitos.

Así llegamos y dejamos atrás Albacete después de un buen rato de carretera nacional que abandonamos para meternos en una curiosa garganta…

Que discurre paralela al río Júcar y donde los edificios se encuentras medio empotrados en las paredes de piedra.

En ocasiones, la estrecha garganta se abre un poco y se divisa mas paisaje…

Hasta que cambiamos de la una margen a otra del río, y la carretera mejora considerablemente.

Eso si, seguimos viendo las grandes paredes de piedra a los lados.

¿Y a donde nos dirigíamos…?, pues a Alcalá del Júcar, claro.

Un pueblo colgado en la ladera de un barranco y asomado a uno de los múltiples giros que da el Júcar en este tramo.

Otra vista desde el mirador que hay camino de Casas del Cerro…

Y una más desde el corazón mismo del pueblo, mirando hacia arriba.

También tiene su propio castillo, como no, pero un tanto simple y modesto.

Lo más impresionante de este pueblo, a parte de su ubicación, son las vistas desde la zona alta hacia el río…

Que aparece en el fondo del barranco como un oasis verde entre toda la zona de cultivos de la parte alta.

Después del turisteo, abandonamos el pueblo en dirección a…

Otro punto que teníamos marcado en rojo en el viaje, el tramo de la antigua nacional III a su paso por Contreras.

Por supuesto, lo primero es conocer la “nueva” nacional III y ver de lejos, allí sobre el pantano, la “novísima” autopista A3 para “ir rápida y cómoda de un sitio a otro”.

¿Y este…?

Ah, está buscando a sus otros amigos que no se dejaron fotografiar… no pasa nada, seguid tranquilos, yo me quedo con el recuerdo de haberos visto.

Si las autopistas me parecen fantásticas para “ir de un sitio a otro”, las antiguas carreteras me parecen fenomenales para disfrutar del paisaje y la conducción, y este tramo tiene mucho de todo eso.

Anda… un transporte público de otra época en una carretera de otra época… Luego me enteraré de que se trataba de “los quintos” del pueblo que ibas a coger ramas de los árboles para las procesiones de Semana Santa. O eso me dijo un guardia forestal…

Yo a lo mío, a disfrutar de este tramo anclado en el pasado, con su asfalto roto, su trazado revirado y sus infraestructuras de piedra.

Por supuesto, la foto con el muro al fondo no podía faltar. Según parece, en mitad del puente está la división entre las provincias de Cuenca y Valencia.

En estas ocasiones me paso mas tiempo parada que rodando por culpa de Santi y sus fotos… ¡que paciencia tengo que tener!.

Menos mal que dijo que tocaba otro tramo laaaargo de circulación sin paradas, y efectivamente, recorrimos muchos kilómetros por nacional hasta que volvimos a salirnos a unas carreteritas sospechosas.

Vale, vale, los paisajes son bonitos, las carreteras correctas… pero seguro que paramos pronto.

¿No te digo?, ahora a sacar fotos a los pueblos de la zona.

Pueblos de arquitectura negra en la zona de la sierra de Guadalajara, buen contraste con los pueblos blancos del sur. Distinto clima, distinta arquitectura.

Seguimos y…. ¿hormigón rayado?.

Anda, mira que vista más guapa, y Santi se me pone nervioso y todo.

Fotos al asfalto, fotos a los muros, fotos al paisaje…

Pero sobre todo, a disfrutar del trazado con curvas cerradas y pendientes muy pronunciadas.

Míralo, si está nervioso… alah, a hacerse una autofoto, su primera autofoto... ¡que mono!.

Venga, bah, déjalo… Después de la tontería de foto de antes, volvimos a nuestra rutina: trípode, temporizador, carrerita y… Flash. Ah, y luego otra por si una sale movida u oscura.

Y alguna a mi sola, claro, que luzco espléndida y resalto cualquier bello paisaje.

Toca emprender la marcha, y la carretera, en este tramo, está llena de piedras, nada preocupante.

Otra foto del paisaje, faltaría más… y a este paso no arrancamos nunca.

Mira, aquí se ve casi todo el trazado, ¿será la última parada?.

Pues no, cuando solo quedaba una curva cerrada, Santi descubre un hermoso apartadero y…

No pudo resistirse a sacarse una foto con la Muralla China de Guadalajara.

Menos mal que ahí se acabó todo lo que teníamos previsto visitar y emprendimos el regreso a Asturias sin parar… o casi.




Seguir leyendo          Volver a la página de inicio