Año 04 - Mes 02: Elefantentreffen

En Pingüinos y a cuatro grados bajo cero, todas nos quejábamos del frío hasta que varias veteranas compañeras empezaron con lo de “... esto no es nada, para frio el que hace en Elefantes…”. ¿Elefantes?, ¿Dónde está eso…?. “Toma Vara, te hago un esquema…”.

Venga, va… vamos a ver si realmente hace tanto frio como dicen. Así que una semanita de vacaciones de mi piloto y… primer destino: Barcelona.

Unas cuantas visitas a sitios turísticos como la estatua de Colón al comienzo de Las Ramblas…

o la archiconocida e inacabada Sagrada Familia.

Y otros sitios que me apetecía conocer aunque no son realmente turísticos, como la torre Agbar.

Y, como no, el Tibidabo porque… ¿Qué moto va a Barcelona y no sube al Tibidabo?. Supongo que a las compañeras de Cataluña les hará gracia este tema, al igual que a mi me resulta curioso ver lo entusiasmadas que suben al Angliru o a Los Lagos las motos de otras regiones.

Un poco cansada de semáforos, direcciones prohibidas y atascos, me encaminé a la famosa carretera del Garraf de la que tanto había oído hablar y que no me defraudo: buen asfalto, muchas curvas y precioso paisaje, aunque algo congestionada para mi gusto.


Como ya llevo muchos kilómetros rodados, paraba en algún aparcamiento hasta que “se iba la caravana”, luego reanudaba la marcha y disfrutaba de la carretera. Una no se planta en el Mediterráneo para ir a 30 kms/h detrás de un camión y veinte coches.

Finalizada la carretera, seguí dirección sur hacia un pueblecito con mucho encanto, El Roc de Sant Gaieta, que sorprendió gratamente a mi piloto puesto que estuvo bastante tiempo deambulando por sus callejuelas.

Después de que mi piloto hiciese la típica visita turística, volvía  enfocar hacia el sur hasta llegar al Delta del Ebro, un lugar pintoresco pero poco agraciado para mi gusto.

Hasta el encanto que tenía el cruzar el río en barcaza desapareció al estar esta fuera de servicio.

Al día siguiente me esperaba otra etapa corta en kilómetros con un día de sol precioso, así que mi piloto aprovechó para seguir con sus visitas turísticas a pueblos con encanto, como Calella de Palafrugell…

Besalú….

O Cadaqués.

Al comienzo de la tarde y ya cumplidas las obligaciones turísticas, reposto y cojo autopista hacia Francia donde haré noche en Millau, y, claro, aprovecharé para visitar su famoso puente, del que dicen que es el más alto del mundo.

No te voy a engañar, después de atravesar el puente de Oresund (entre Dinamarca y Suecia Cabo Norte 2011y pasarlo bastante mal (a pesar de ser mucho más bajo que este) por las grandes ráfagas de viento… mi piloto no las tenía todas consigo, y yo tampoco.

Afortunadamente el puente dispone de unas pequeñas pero efectivas protecciones laterales que me permitieron cruzarlo sin darme cuenta de su verdadera altura.


Claro está que una vez debajo de él, en la carreterita que hay en el fondo del valle, te das cuenta de su verdadera dimensión. A apenas se distinguen los camiones sobre una estructura tan grande. Impresiona.

Me acerqué al centro de información del puente pero eran las 17:30 y en Francia cierran muy pronto. En fin, más fotos y al hotel a descansar.

Al día siguiente salí temprano para recorrer las Gorges du Tarm de las que tanto había oído hablar pero… un desprendimiento en la carretera me impidió pasar.

Busco una alternativa por carreteras secundarias y pequeños puertos de montaña poco transitados.

Me encanta este tipo de carreteras donde puedes parar casi en cualquier lugar para contemplar pequeños rincones.

Incluso los pueblos se integran perfectamente con el paisaje puesto que los lugareños hacen uso de las materias primas que tienen más a mano para sus construcciones.

El día no está agradable, muchas nubes, algo de fina lluvia y bastante frío, aunque a ratos hace sol, como al pasar este puertecito

Continúo en dirección a Lyon y el tiempo se complica, comenzando a nevar ligeramente en los altos, aunque sin que llegue a cubrir la carretera.

Por fin abandono las carreteras secundarias que disfruté pero me retrasaron mucho. Entro en Suiza y me compro mi primera Viñeta a pesar de haber estado varias veces en este país pero al entrar por los Alpes y solo recorrer carreteras secundarias, me ahorré el peaje.

Llegué al hotel  a las afueras de Zúrich de noche, con lluvia y con un tráfico infernal. Además el pronóstico del tiempo para el día siguiente en Suiza no era nada alentador: nieve abundante. Y así amaneció, nevando sin parar. Sin pensármelo cogí la autopista en dirección a  Munich.

Fue uno de los peores tramos de mi corta vida: autopista con bastante tráfico, nieve abundante, poca visibilidad, nulo paisaje por la niebla, temperaturas bajo cero… pero de nuevo se cumplió la predicción meteorológica y al entrar a Alemania por Liechenstein, el tiempo cambió radicalmente.

Aunque todo el llano paisaje que rodeaba las autopistas alemanas estaba cubierto por una preciosa capa de nieve, el asfalto estaba limpio (excepto parte de los arcenes y algún lugar sombrío) lo que me permitió rodar con tranquilidad disfrutando del soleado y frío día.

En una paradita para repostar y tomar un poco de aceite, vimos las primeras compañeras que parecían dirigirse a nuestro mismo destino aunque sus pilotos no estaban por allí, así que enseguida arrancamos hasta Munich donde mi piloto me llevó a ver unos curiosos edificios.

Se trata nada más y nada menos que del Museo BMW, una marca de reconocido prestigio entre todas nosotras…

Aunque la mayor parte del museo estaba dedicado a nuestros parientes de cuatro ruedas…

Dejando para nosotras un lugar realmente escaso para mi gusto. Eso sí, había una colección bastante representativa de todos los modelos de la marca, desde los más antiguos…

Hasta alguno de los más curiosos.

Además, muchos estaban expuestos de una forma muy peculiar en una pared junto a una rampa y con la base acristalada…

Lo que permitía ver ciertas intimidades de algunas compañeras que de otra forma sería casi imposibles de descubrir.

Por supuesto, no podía faltar un homenaje a la mayor seña de identidad de esta marca, su archiconocido “corazón” bóxer.

Pero a mi piloto se le ven los gustos a lo lejos y no paró de hacerse fotos y retratar a una veterana del Dakar sin dejar pasar  ningún detalle mientras soñaba con aventuras fuera de nuestro alcance.

Finalizada la visita, una foto para certificar mi estancia en el lugar y a por el último tramo del viaje disfrutando de un espléndido día de sol.

De nuevo por una autopista llena de sal que abandono junto con la eterna planicie para entrar en una cordillera de pequeñas colinas atravesadas por carreteritas encantadoras rodeadas de pinos que me llevan al hotel que teníamos reservado.

Dejo el equipaje en el hotel y aprovecho las horas de sol y buen tiempo para recorrer unos encantadores tramos que imponen respeto por la cantidad de nieve acumulada en las orillas. Desaparece la sal y no sé si alegrarme o preocuparme…

Por fin llego a Solla, un lugar del que había oído hablar en multitud de ocasiones y mi piloto había visto en infinidad de crónicas.

Como no, toca sacarse unas fotos en este pueble, y como no… me rebozo entre la nieve, que no tenía ninguna foto tumbada en la nieve.

Después de la aventurilla, empiezo a preocuparme. Doy varias vueltas al pueblo, pregunto a los lugareños, investigo todos los rincones… pero no hay señales de la concentración.

Como hace un día precioso, investigo por mi cuenta varias de las cinco carreteras que llegan y parten de Solla aprovechando la luz del sol y disfrutando de esta zona de la Selva Negra donde los bosques de pinos envuelven las carreteras ofreciendo bonitas instantáneas.

Nada, que no encuentro la concentración ni la localidad de Loh. Decido volver al hotel y me cruzo con un par de sidecars y una moto cargada hasta los topes. Los sigo, claro.

Como era de esperar, toman la primera carretera que yo había tomado pero que abandoné a no más de un kilómetro. Santi no consiguió localizar el pueblo de Loh en el GPS, a ver si estos sidecars saben el camino…

¡¡¡ A LA PRIMERA !!!. Ya ves, llegué a Elefantentreffen aun de día, con sol pero siempre por debajo de cero grados. Como no, mi piloto se inscribe, compra unos recuerdos y bajo hasta el cartelito a sacarme la foto correspondiente.

Hay que aprovechar el día así que me quedo a la entrada del recinto viendo llegar a las compañeras cargadas hasta las manetas mientras mi piloto se da su primer paseo por el interior de la concentración.

Ya empezamos a darnos cuenta del tipo de motos que frecuenta esta concentración…

Puesto que las preparaciones son de lo más variopintas y, sobre todo, artesanales. Tanto mi piloto como yo suponemos que todo lo que llevan servirá para algo, pero no lo tenemos del todo claro.

Antes de que anochezca, nos acercamos al hotel que teníamos a tan solo 15 kilómetros. La verdad es que impone un poco de respeto circular por la noche a 7 grados bajo cero por carreteras rodeadas de nieve y con regueros de agua cruzando la carretera con el consiguiente peligro de placas de hielo.

El día siguiente amanece espléndido, con un sol radiante y unos paisajes dignos de postal. Vuelvo a la concentración por una carretera distinta pero igual de bonita y poco transitada.

Mira por donde, por aquí sí que encuentro indicaciones a la concentración.

Yo aparqué a la entrada de la concentración junto a una compañera que me pareció un tanto pija… mira que taparse entera con el día que hacía.

Si hay una cosa que predomina por aquí, son los sidecars.

Incluso llegan de dos en dos…

Siempre cargados hasta los topes a pesar de la edad de algunos…

Y pese a tener que circular por pistas con barro y nieve…

Hasta llegar a la zona de acampada donde forman pintorescos grupos…

Y verdaderos y curiosos atascos de sidecars.

Había sidecars de todo tipo, desde los clásicos militares…

A otros supermodernos que más se asemejaban a coches de tres ruedas…

Pasando por deportivos radicales…

o auténticas preparaciones 3x3…

Hasta llegar al sidecar que le hubiese gustado tener a Mad Max.

Pero también se pueden ver motos convencionales, casi siempre con cadenas…

O incluso con esquís un tanto artesanales en ocasiones…

O mucho más glamurosos y funcionales en otras.

Porque hay preparaciones por todos lados….

Casi siempre para aumentar la capacidad de carga de mis compañeras sin invertir demasiado…

O para proteger nuestra parte más sensible: nuestro piloto.

Aunque hay preparaciones realmente curiosas, como cuando le acoplas un side por la derecha a una moto que lleva el cardam por ese lado…

Y otras preparaciones mucho más espectaculares para adaptarse a la climatología reinante….

Hasta el punto de llegar a prescindir de alguna de nuestras ruedas en favor de un esquí…

O dos… casi todo vale por estas latitudes, aunque no seas realmente una moto.

Una de las preparaciones más espectaculares que vi fue este banco autónomo para cortar madera.

Pero tanta preparación casera suele tener sus consecuencias, como esta compañera DR 650 que rompió su motor y derramó todo su aceite en la carretera porque su piloto la privó de toda refrigeración. ¡¡¡Hay pilotos que no nos merecen!!!.

Menos mal que otros nos tratan como auténticas reinas, como este triciclo de carga que venía de Italia y estaba perfectamente restaurado y cuidado.


Tratamiento especial merece el tema del transporte, llevado a límites insospechados por mis compañeras alemanas.

Normalmente los encargados del transporte son los sidecars y las mercancías a transportar son madera para la hogueras…

Y paja para la base de las tiendas de campaña.

Aunque también se pueden ver todo tipo de remolques como este con ruedas de bicicleta y sin matrícula….

O este otro que no es otra cosa que un trineo atado con cadenas a una moto transformada en triciclo (¿Qué pasará cuando frene la moto?)…

O hasta el mismísimo trineo de Santa Claus que sustituyó los renos por una moto para esta concentración.

Incluso hay alguna valiente moto que se atreve a llevar el equipaje de su piloto y un buen par de cargas de madera sobre sus dos únicas ruedas.

Llegué a creer que lo importante en esta concentración era ir cargada a tope sin importar mucho si la carga servía para algo o no porque… ¿para que sirve un salvavidas de un barco en una concentración en Alemania?

En fin, os dejo un par de fotos de Santi para que veáis que también estuvo pasando frío por aquellas latitudes…

Con su barba blanca al más puro estilo de los moteros más auténticos de la concentración….

Una concentración que me sorprendió gratamente por su carácter “pintoresco” y por la dificultad que entraña acudir a ella en pleno invierno, especialmente desde España.

No me extraña que los pilotos luzcan orgullosos en lugares bien visibles de sus decorados chalecos las insignias de las participaciones en la misma.

Me quedan muchas fotos, pero doy por terminado el relato de mi visita a Elefantes poniendo rumbo de nuevo a España por las aburridas y peligrosas autopistas heladas de Alemania.

Tras dos mil y pico kilómetros de aburrida carretera desde Alemania con alguna visita rápida...

atravesando el sur de Francia y recorriendo parte del este de España, llegué a un pueblecito de Teruel, Manzanera, donde se celebraba una curiosa concentración: la Estrella de Javalambre.

Durante la noche del sábado conocí a Pol y Alex que estaban publicitando su aventura: “Hielo y Fuego: una aventura en Islandia”.

Y al día siguiente… subí a por la Estrella. Una bonita forma de “ganarte” el pin de la concentración… subiendo a por el a través de una pista de montaña.

Como no, mi piloto consiguió su estrella… (un saludo para Pedro Flores)

Según la organización, no se podía subir más arriba porque había un tramo cortado por la nieve. Una compañera ataviada con ruedas de tacos y un piloto acostumbrado a conducir por el campo me propuso subir a ver la zona cortada… (un saludo para Migueeee y Lauri).

Como comprenderás, no me pude resistir

t tube que subir a verlo con mis propios faros

Para dar dar por terminado el viaje, puse rumbo norte pasando por Sigüenza…

Y por Pedraza…

Dando por terminado el viaje  y el mes de Enero con una bonita cifra en mi cuentakilómetros.